Pamela es natural de Lima, así como dueña de un apellido medio complejo en cuanto a dicción se refiere: Polizogopulos. Ha hecho ballet desde los cuatro y durante siete años. A los dieciséis dio su primer paso en el modelaje profesional. Luego viajaría a Ica a realizar estudios de ciencias de la comunicación en la Universidad San Juan Bautista de Ica, los cuales inconclusos dejó. Regresaría más tarde a Lima para continuar desfilando en pasarelas. Ahora que bordeando los veinte se encuentra ha decidido dejar esto último, optando por ingresar a estudiar algo que siempre su pasión consideró: comunicaciones. Cursa el primer ciclo en Isil y vaya que le va bastante bien. El próximo verano lo espera con ansisas pues un trabajo con contrato bajo el brazo tiene, y de pedagogía se trata.

No tiene enamorado, sino novio. Es para nada inmadura, por el contrario, sueña con su pronta independización. De retos es, y me convenzo más de ello cuando de matrimonio me habla. Sí, por civil y religioso anhela casarse. Para no creer.

Mide 1.72 y ya no pesa cicuenta y siete kilos. Su peso ideal que la acompañó en su etapa de modelo ha desaparecido. No le incomoda que la llamen gordita.

de todo un poco
La clase que comparto con Pamela en el octavo piso del instituto culmina, y nos dirigimos uno tras de otro hacia el ascensor. Nos acompañan nuestros demás compañeros del grupo que en auquel curso hemos conformado. Somos cinco en total, y todos vamos rumbo al primer nivel. Son un poco más de las nueve de la noche, y pareciera que ninguno de nosotros tenemos apremio en regresar a casa porque en lugar de dirigirnos hacia la salida vamos rumbo a la cafetería. Nos miramos y callamos. Aunque Pamela y yo, al menos sí tenemos una labor pendiente, o mejor dicho un diálogo que hace más de una semana nos debemos. Ella y yo nos sentamos en la última banca frente al establecimiento de comida que Isil tiene, e inediatamente el resto del grupo nos siguen. De mi bolsillo izquierdo saco mi móvil y procedo a encenderlo. Ellos se dan cuenta que necesito quizá cierta privacidad innecesaria con Pamela y se despiden instantáneamente. Mientras se esfuman por el largo pasadizo que los conduce a la puerta principal, ella asume que entrevistarla quiero. Y no es precisamente ese mi objetivo, sino simplemente conocerla más. Frente a frente. Íntimamente.

Me advierte que preguntas incómodas evite interrogar. Naturalmente le hago caso omiso. Empezamos una amena conversación hablando de cómo ingresó al mundo del modelaje. Asevera que llegó gracias a una amiga, quien en la escuela de Marina Mora se inscribió, animándola a hacerlo también. Anteriormente, además ha bailado ballet profesional, danza inculcada por su padre. Basicamente, debido a que en su familia hay una tradición de practicar este tipo de arte. Sus ojos le brillan y supongo que de su carrera como modelo desea hablar. No me equivoco. Con un exacerbado entusiasmo me cuenta de sus participaciones en diversos eventos, tales como en canales de televisión nacional y en provincias. Sin embargo, la experiencia que jamás olvidará sucedió hace un año, y fue cuando logró consagrarse como "Miss Teen Turismo 2014". Por otro lado, el trajín en un inconveniente latente en quienes ejercen esta profesión, afirma. En sus épocas de modelo tenía horarios inflexibles que hasta bajar su rendimiento académico le hicieron. No obstante, la satisfacción de recibir una remuneración por su trabajo aparentemente sencillo era su mejor recompensa. No hay duda que como anfitriona o modelo ganaba muy bien.

La anorexia y bulimia se hacen presentes casi siempre en esta carrera, me dice con suma tranquilidad. El escudo que utilizan cuando dejan de comer es la falta de tiempo o el querer bajar de peso. Y a pesar de que se les reitere que demasiado delgadas están, ellas no lo creen. Pamela, de esto no ha sido ajena, pues me comenta que hubo meses en los que no ingería sus alimentos necesarios. Esto se debía a dos factores: horarios y decisión propia. Acto seguido me confiesa que la verdadera razón para que se limitara en sus comidas se debía a las "reglas" impuestas sobre su peso, estatura y contextura dentro del entorno artístico. Llegó a pesar cincuenta y siete kilos, un peso idóneo para cualquier señorita que ostenta un metro setenta y dos de altura; mas eso no le duraría mucho tiempo. Hoy con algunos kilos de más dice aún no acostumbrarse a su cuerpo pues por un buen tiempo se vio demasiado delgada. Al mismo tiempo asegura sentirse calmada al contar con un peso regular. Su relación con Marina es de lo mejor. En los cinco años que se conocen la ha apoyado y brindado múltiples oportunidades. Un claro ejemplo se dio cuando terminó sus estudios de modelaje, y la reconocida modelo llamó a Pamela para que en su academia talleres dictara. Su año de aprendizaje fue fructífero, al final.

Actualmente tiene novio. Y no es enamorado, por si acaso. Acá es imprescindible que ponga énfasis en el término debido a una razón estrictamente ligada a discernir entre un concepto y otro. Para ella, el noviazgo implica compromiso, algo que ambos poseen. Jorge, su novio y mejor amigo, estudia fotografía en IPAD. Le lleva casi diez años y es prácticamente vecino suyo. Ambos se conocieron en Ica, cuando estudiaban comunicaciones en la universidad que posteriormente dejarían para venir a Lima en tiempos diferentes. Piensan en viajar, pero sus prioridades son sus carreras finalizar en principio. Los siete meses de relación que llevan la ilusionan a aspirar su independización. Es evidente su enamoramiento.

Tengo la sensación de que los minutos han transcurrido más lento de lo habitual. No han pasado ni treinta desde que dimos inicio a nuestro coloquio, pero siento que llevamos horas conversando. Es raro, pero real. Damos por terminado nuestro intercambio de palabras y con un beso en la mejilla nos despedimos. Ella se queda aún en Isil. Está esperando a Jorge, su novio, quien estudia a dos cuadras y en aproximadamente quince minutos más saldrá de clase. Yo no puedo quedarme con ella, así que me marcho. Saco mis auriculares y me pierdo en las calles miraflorinas escuchando el último hit de Sia. "Chandelier" me hace soñar despierto.