Entrevista: Carlos Rosas De La Cruz
Producción: Adriano Rivera
Llegamos temprano a la Casona de la Misericordia en el Jirón Áncash, en el Cercado de Lima. A los minutos, llega la congresista Isabel Cortez, nos saluda, nos autoriza el ingreso y subimos juntos hasta su despacho ubicado en el segundo nivel. En el camino, al cruzarnos con una de las señoras encargadas de la limpieza del parlamento, le pregunto su nombre. Se llama Isabel y su oficio es barrer, como lo solía hacer antes Cortez. Matutina coincidencia.
Mientras sus técnicos le comparten alguna información referida, seguramente, a las actividades que tendrá en el día, nos instalamos para conversar con ella de todo: su inicio en la política, la agresión que sufrió por Maricarmen Alva, su proyecto de ley del refrigerio y la condecoración recibida por la presidenta Dina Boluarte.
Cortez responde a todo con la serenidad que la caracteriza y nos revela un pasaje absolutamente desconocido de su vida: empezó a trabajar a los nueve años debido a que su padre perdió la vista. Aquí, su palabra.
- Isabel, has sido trabajadora de la Municipalidad de Lima, luego te postulaste como regidora metropolitana y ahora eres congresista. ¿Cómo ha cambiado tu vida en los últimos años?
- Me ha costado bastante trabajo. Los peruanos que somos de las grandes mayorías no tenemos toda esa facilidad o esa posibilidad que tienen otros políticos. Gracias a Dios, he tenido aliados y personas que se me han acercado, por ejemplo, en el 2018 cuando me invitaron por primera vez para postular a ser regidora de la Municipalidad de Lima.
- ¿Cómo fue ese proceso? Entiendo que en ese momento ya eras dirigente del Sindicato de Trabajadores y Obreros de Limpieza de la Municipalidad de Lima.
- Yo barría las calles. Si ustedes ven a algunas señoras limpiando las calles, una de ellas he sido yo. Pertenecía a un sindicato, y debido a esas luchas y protestas que hacíamos en el frontis del Poder Judicial y de la municipalidad me hice visible sin darme cuenta. Todas nuestras luchas las publicábamos en ese entonces solamente por Facebook. Todavía el Twitter y el Instagram en el 2008, 2009 y 2010 recién estaban llegando.
- Hay una demanda que el SITOBUR le hace a la Municipalidad de Lima para exigir que a los trabajadores de limpieza los incluya en su planilla. El fallo del Poder Judicial fue favorable para ustedes. ¿Cómo quedó dicho tema?
- Esta demanda es a raíz de que habían muchos despidos. La Municipalidad de Lima contrató a una service y era ella la que contrataba a los trabajadores. Había mucha precariedad, mucho abuso. Nosotros dijimos: "¿Por qué si este es un servicio esencial no estamos directamente en la planilla de la municipalidad?" En ese momento, estaba el alcalde Castañeda, que no quería saber nada de los trabajadores, pero fue toda esa insistencia de luchar logró que el Poder Judicial nos dé la razón y que quienes habíamos hecho la demanda pasemos a la planilla de la comuna. Para hacer cumplir la demanda con Jorge Muñoz fue otra lucha. Lograron herirme, atacarme a dos cuadras de mi casa con la culata de una pistola; tengo cinco puntos de recuerdo. Todo ello hizo que me haga visible. Un día estaba trabajando...
- En las calles...
- Sí, estaba limpiando y un número desconocido era el que me llamaba. Dije: "¿Quién será?". Me seguía llamando insistentemente y después de un rato le contesto. Allí me dice: "Compañera Chabelita, quisiera que usted forme parte de la familia de Juntos Por el Perú. "Claro, pero, ¿para qué será?", le dije. "Mire, le explico, estamos inscribiendo para que participen como candidatos a regidores para la Municipalidad de Lima. Yo voy a postular a la alcaldía", me respondió. "Bueno, voy a preguntarle a mis bases, a mi sindicato. No sé si ellos aceptarán. Te voy a dar la respuesta a las cinco de la tarde", dije. "Compañeros, compañeras, una reunión de emergencia", escribí en el grupo.
- ¿Para que se reúnan en su local?
- Sí, en el del sindicato. Mis compañeras asustadas vinieron preguntándose qué había pasado. Les di la noticia, se alegraron y me dijeron que lo acepte porque es importante tener una voz en la municipalidad.
- Me comentaste que te hicieron puntos en la cabeza debido a tu activismo. No obstante, la violencia parece no ser ajena al Congreso tampoco. Hace un año Maricarmen Alva tuvo un incidente contigo y hace unas semanas ha tenido otro incidente similar con otra parlamentaria. ¿Por qué la violencia?
- Yo repudio la violencia venga de donde venga. Cuando me sucedió a mí lo denuncié a (la Comisión de) Ética, pero como todos los peruanos sabemos, aquí en el parlamento la mayoría de congresistas son de derecha. Ellos se protegen, se defienden a capa y espada, y es por eso que en Ética fue archivado mi caso, pues no hubo los votos. Pasó un tiempo más y volvió a suceder. Da indignación.
- Si sucede en el pleno, puede suceder en la calle también...
- Nosotros aquí tanto decimos que debemos luchar contra la violencia hacia la mujer; sin embargo, el mismo parlamentario la ejerce.
- ¿Pudiste hablar luego con Maricarmen Alva?
- Lamentablemente, cuando estamos ahí tenemos que dialogar por determinados proyectos. Me pide apoyo para un proyecto, yo le pido lo mismo para otro, quieras o no quieras tienes que conversar.
- ¿Y le has pedido apoyo a Maricarmen apoyo para tu proyecto de ley que busca incluir el refrigerio en el horario laboral?
- Todavía no le he pedido, pero, a veces, la necesidad, tal vez, me haga acercarme a ella y decirle que me apoye.
- ¿En qué consiste esta iniciativa?
- Muchos trabajadores no tienen ese momento en el que puedan alimentarse tranquilamente y, si les dan su tiempo de refrigerio, tienen que devolverlo.
- ¿Te ha sucedido ello en alguno de tus trabajos anteriores?
- Sí, por las vivencias que he pasado. Mi salida era a las tres de la tarde y salía a las cuatro.
- ¿Cómo ves el futuro de tu iniciativa?
- Aquí en el Congreso diferentes bancadas han apoyado proyectos populares; por ejemplo, el de las ollas comunes o el de declarar el 5 de noviembre como el día del obrero municipal. Hay muchos proyectos que se están aprobando y benefician a la clase trabajadora. A veces, la prensa sataniza al Congreso.
- Sin embargo, hay quienes piensan que has cambiado de discurso. ¿Qué les respondes?
- Todo eso ha sucedido a raíz del abrazo del año. Mucha gente lo ha tergiversado. Yo soy la misma. Ahorita tengo treinta y seis proyectos de ley de los cuales nueve ya son leyes y dos han sido observados por el Ejecutivo. Sigo en esa lucha. Tengo convicciones y principios que no voy a cambiar porque eso es "Chabelita". ¿Cómo podría cambiar "Chabelita"? Tendría que volver a nacer. Un abrazo no significa nada. Lo que importa es no perder los principios, la honestidad, la transparencia y los valores que tenemos.
- ¿Cómo te gustaría que te recuerden cuando acabes tu labor congresal?
- Tengo fe de que me van a recordar como una persona que llegó al Congreso, y que ha cumplido con su palabra y sus promesas de defender a la clase trabajadora y de haber legislado en favor de ellos. Solo eso. Esa ha sido mi lucha desde que era niña porque a temprana edad empecé a trabajar. Sé lo que sufre un trabajador.
- ¿Qué edad tenías?
- Nueve años. A esa edad mi papá perdió la vista y tenía cinco hermanos, éramos seis. Yo era la mayor de todos ellos, así que me vi obligada a salir a trabajar para valerme por mí misma y, gracias a eso, siempre he sido independiente. No he dependido de nadie y ello me ha servido hasta el día de hoy. La vida es salir adelante y no quedarse de brazos cruzados esperando que alguien te resuelva tus problemas. El destino lo hace uno mismo.